Los tres peligros que enfrenta el legado de López Obrador con Claudia Sheinbaum como candidata
Sostuvo que gobernadores y servidores públicos de algunas dependencias federales se dedicaron a hacer promoción de la imagen de quien formó parte del gabinete de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cuando se desempeñó como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Ante los cuestionamientos a Sheinbaum, algunos analistas consideraron que la ceremonia en la que el presidente le entregó un «bastón de mando», no fue sino una señal para persuadir a aquellos militantes del oficialismo que se resistían a cerrar filas en torno a un nuevo liderazgo.
Así las cosas, las fisuras al interior de Morena podrían terminar por descarrilar la candidatura y, en caso de ganar las elecciones, desgastar rápidamente un Gobierno encabezado por Sheinbaum.
De ahí que la exgobernante capitalina se ha dedicado a insistir en sus mítines y a través de redes sociales, la importancia de «mantener la unidad por encima de todo».
Con la mira puesta en evitar una fractura interna, Sheinbaum ofreció a sus contrincantes derrotados cargos desde donde podrán apoyarla durante los próximos meses.
Los morenistas Adán Augusto López y Ricardo Monreal, aceptaron la encomienda: se desempeñarán como coordinador político y encargado de organización y enlace territorial, respectivamente. Gerardo Fernández Noroña, por su parte, aceptó convertirse en su vocero.
Ebrard, en cambio, luego de que sus quejas no fueron procedentes, alcanzó un pacto político con Sheinbaum para que él y su equipo participaran en la selección de candidatos al Congreso y alcaldías de la capital del país.
A partir de octubre de 2024, no obstante, cuando López Obrador finalmente se retire de la vida pública como ha prometido, Sheinbaum ya no podrá apoyarse en el liderazgo del político tabasqueño que, hasta el momento, ha sido decisivo para mantener la cohesión.
2. Adhesiones del viejo régimen
Sheinbaum ya comenzó a tejer alianzas, incluso con personas que han formado (o forman) parte de los partidos políticos del viejo régimen, situación que ha generado inconformidad entre no pocos militantes del oficialismo.
El respaldo de grupos políticos ajenos a Morena y sus aliados tuvo lugar desde antes de que se llevara a cabo la encuesta para seleccionar un virtual abanderado presidencial, cuyos resultados fueron revelados a principios de septiembre.
Gonzalo Espina, diputado local por Acción Nacional (PAN), lanzó el movimiento llamado ‘Ola azul’, en apoyo a la candidatura de Sheinbaum, una agrupación que, de acuerdo con el legislador, no brindará su respaldo a todos los candidatos del oficialismo en 2024, sino únicamente a la exjefa de Gobierno.
Sheinbaum busca construir una candidatura presidencial de amplio espectro.
No solo caben quienes siempre han militado en la izquierda, sino también del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el PAN, que ven en su postulación una ventana de oportunidad para hacerse de prebendas.
Para Sheinbaum, quien nunca ha militado en los partidos políticos del viejo régimen, el objetivo superior de estas alianzas sería hacerse de la mayoría calificada en el Congreso, esto es, de dos terceras partes de los legisladores.
De conseguir esta meta, se tendría el camino despejado para aprobar reformas a la Constitución. Aceptar todo tipo de adhesión, sin embargo, entraña el peligro de que, a la postre, haya rupturas al interior de la bancada legislativa del oficialismo.
Así ha sucedido con varias de las figuras que AMLO invitó a sumarse a su movimiento en 2018, con el objetivo de ganarse el respaldo de las clases medias, y aumentar la votación en entidades federativas donde dominan los partidos políticos de orientación conservadora.
Lili Téllez, actual senadora por el PAN y Germán Martínez, extitular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), abandonaron las filas de la denominada ‘Cuarta Transformación’ y, en la actualidad, apoyan a quien será la candidata presidencial opositora, Xóchitl Gálvez.
Tendiendo puentes con quienes formaron parte de las organizaciones políticas del viejo régimen, Sheinbaum y la dirigencia de Morena buscan también hacerse de un mayor número de gubernaturas el próximo año o, por lo menos, ganar terreno en los estados donde el oficialismo registra un apoyo marginal.
Un ejemplo es Rommel Pacheco.
A principios de octubre, el clavadista olímpico, quien militaba en Acción Nacional, anunció su incorporación a Morena y su respaldo a Sheinbaum, luego de ver frustradas sus aspiraciones para contender por la gubernatura de Yucatán por el blanquiazul.
Mario Delgado, presidente nacional de Morena, hizo caso omiso de que, en abril de 2022, como diputado federal, Rommel Pacheco votó en contra de la reforma eléctrica de AMLO —una de las más importantes del sexenio—, aun cuando el propio dirigente morenista promovió una campaña en la que calificaba de «traidores a la patria» a quienes no aprobaron la iniciativa presidencial.
3. Un proyecto progresista incierto
Sheinbaum no ha ofrecido detalles precisos sobre lo que, según su perspectiva, serán los proyectos orientados a profundizar el proceso de transformación comenzado por AMLO.
Alega que aún no son tiempos electorales. Por lo tanto, se ha limitado a presentar algunos «apuntes», esto es, líneas generales de lo que sería una Administración encabezada por ella.
En la mayoría de sus mítines se ha dedicado a destacar los que considera sus logros como jefa de Gobierno de la Ciudad de México: disminuir los niveles de inseguridad y violencia, fortalecer los programas sociales y mejorar la movilidad urbana, entre otros.
De manera paralela, Sheinbaum enfatiza que durante su gestión se promovieron políticas de género dirigidas a reducir desigualdad y garantizar la integridad física de las mujeres en la capital del país.
Sin embargo, la continuidad del proyecto de cambio, y su eventual profundización —que Sheinbaum ha caracterizado como un «segundo piso» de la ‘Cuarta Transformación’—, está plagada de incógnitas.
En el tema de la seguridad, por ejemplo, la exjefa de Gobierno ha declarado que, para expandir los logros de la Ciudad de México al resto del territorio nacional, habrá de establecer una mayor coordinación con fiscalías estatales y, en última instancia, llevar a cabo una reforma profunda del Poder Judicial.
Sin embargo, para aprobar una reforma a la Constitución, es necesario contar con por lo menos dos terceras partes de los votos en el Congreso, con lo cual, sin pactar o establecer alianzas con políticos del viejo régimen, resulta altamente improbable que una iniciativa de este tipo consiga abrirse paso.
La semana pasada, Sheinbaum mantuvo una reunión con Arturo Zaldívar, quien se desempeñaba como ministro de la Suprema Corte, y anunció, de forma sorpresiva, que pasaría a formar parte de su equipo.
Se prevé que Zaldívar contribuirá de manera clave en los trabajos para hacer realidad una reforma del Poder Judicial, e incluso no se descarta que pueda ser propuesto por Sheinbaum para estar al frente de la Fiscalía General de la República (FGR).
En cuanto a la política social, uno de los objetivos que se ha planteado Sheinbaum es ampliar los apoyos existentes a la población de menores ingresos y lanzar nuevos programas.
Sin embargo, al igual que el presidente López Obrador, se ha declarado en contra de llevar a cabo una reforma fiscal para, de esta manera, aumentar los ingresos del Gobierno y, en simultáneo, fomentar una mayor redistribución de la riqueza.
Resulta incierto hasta qué punto recortes adicionales de los gastos de la administración pública alcanzarán a financiar no solo los programas sociales auspiciados por el Gobierno, sino secretarías de Estado fundamentales como Educación y Salud que, de acuerdo con Sheinbaum, serán prioridad.
Hasta el momento, como programa de Gobierno 2024-2030, solo se conoce el Proyecto de Nación propuesto por el partido oficial, que se elaboró en colectivo, tomando en cuenta tanto las propuestas de la militancia, como las opiniones de especialistas en diversos temas.
El planteamiento de Morena es que su abanderada presidencial termine abrazando este documento en caso de llegar al poder, mismo que le hizo suscribir tan pronto resultó ganadora en la encuesta.
No obstante, las alianzas con agrupaciones y políticos del viejo régimen que ha venido tejiendo Sheinbaum, bien podrían, al final de cuentas, redefinir, o por lo menos condicionar, la agenda que se trazó originalmente.
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