El presidente argentino, Javier Milei, terminó, con un viralizado baile en el Muro de los Lamentos, su visita de tres días a Israel, donde selló su alianza con el gobierno de Benjamín Netanyahu en momentos en que está bajo presión por su desmedida ofensiva militar sobre la Franja de Gaza tras los ataques de Hamás.El mandatario libertario advirtió en campaña que de llegar a la presidencia reforzaría los lazos con Israel y EE.UU., y lo demostró ni bien aterrizó el martes en Tel Aviv, cuando confirmó la intención de «mudar la embajada argentina a Jerusalén», una medida altamente sensible que ya tomó en 2018 el entonces presidente estadounidense Donald Trump, otro de sus referentes.
Israel considera que Jerusalén, una ciudad importante para judíos, cristianos y musulmanes, es su capital indivisible, pero los palestinos reclaman su parte oriental como capital de un futuro Estado.
Por ese motivo solo algunos países tienen su embajada ahí.
«Un gran amigo del Estado judío»
La visita de Milei, un economista ultraliberal que en los últimos años se acercó al judaísmo, se produce en medio de los incesantes ataques israelíes contra la Franja de Gaza, que ya han dejado más de 27.000 muertos, y de una creciente presión y crítica internacional en favor de un cese al fuego.
Desde el inicio del conflicto, el mandatario argentino, cuyo país alberga la mayor comunidad judía de América Latina, defendió el derecho de Israel «a la legítima defensa».
«Estoy cumpliendo mi promesa de que el primer país que visitaría sería Israel y obviamente vengo a apoyar a Israel contra los terroristas de Hamás», le dijo a su llegada al canciller Yisrael Katz.
Y lo mostró con varios gestos.
Además de reiterárselo personalmente en su reunión con Netanyahu, quien le declaró «un gran amigo del Estado judío», visitó uno de los kibutz asaltados por los comandos de Hamás en su ataque sorpresa del 7 de octubre y se reunió con familiares de secuestrados.
«Nazismo en el siglo XXI»
El mandatario recorrió la comunidad de Nir Oz, donde vivía una amplia comunidad de israelíes de origen argentino, junto al presidente del país hebreo, Isaac Herzog.
«Ha sido una visita verdaderamente conmovedora, que sacude hasta el alma», dijo.
«Estamos frente a un claro acto terrorista, de antisemitismo, y sin lugar a dudas, estamos ante lo que sería una expresión del nazismo en el siglo XXI. De hecho, los métodos que utilizaron son una rémora de los utilizados en aquella atrocidad», agregó.
También se reunió con familiares de personas que permanecen secuestradas por Hamás.
El viaje incluyó también encuentros con empresarios y rabinos, una visita al museo del Holocausto, donde dijo que «el nazismo moderno hoy está disfrazado del grupo terrorista Hamás», y a la Iglesia del Santo Sepulcro, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Y terminó el jueves por la noche orando y bailando con los rabinos en el Muro de los Lamentos.
Su gira sigue ahora por Italia, donde se reunirá con la primera ministra Giorgia Meloni, y el Vaticano, donde será recibido por el papa Francisco.